sábado, 8 de septiembre de 2012

UN ELEFANTE SE BALANCEABA SOBRE EL TECHO DE MI CASA

Sueños, si me acordara de cada uno de ustedes Freud me internaría de por vida porque cada uno es más trastornado que otro. El sueño de hace un par de semanas fue con elefantes. Sí, elefantes.

Resulta que de pronto tengo muchos elefantes bebés, que en 60 días adquieren su tamaño de adulto. Son lindos y me persiguen como cachorritos. Ellos duermen en el techo de la lavandería y vienen turistas a verlos. Un turista abre la puerta que conecta la lavandería cerrada con el techo y deja escapar a los elefantes, que ya son grandes (porque ya tienen 60 días). Estos se escapan y empiezan a caminar en fila india sobre las tejas, que por obra y gracia del espíritu santo no se rompen. Me empiezo a desesperar y decido, mismo Hanzel y Grethel, hacerles un caminito de maní para que no se pierdan y regresen antes de que anochezca. Suena mi alarma y el sueño termina.

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